¡Buenos días!
Esta semana he sido testigo del lanzamiento de una campaña que promete conquistar paladares y corazones: “Aragón, Sabores de Verdad”.
Como se trata de una tierra que me fascina, mi marido es nacido en Huesca, hoy os voy a contar todos los detalles en un nuevo post.
¡No os lo perdáis!
La presentación «Aragón, Sabores de Verdad» tuvo lugar en dos enclaves emblemáticos de la capital. Para empezar, en el Mercado de La Paz, un templo de la gastronomía tradicional, y después, en el restaurante Kentya, donde los sabores cobraron vida en un distendido cóctel.
Su nueva campaña, impulsada por el Gobierno de Aragón, busca poner en valor la riqueza agroalimentaria del territorio, destacar sus productos estrella y proyectar una imagen de autenticidad ligada al esfuerzo y la sostenibilidad.
Considero que es una invitación no solo a probar los sabores de Aragón, sino a vivirlos y a conocer las historias que hay detrás de ellos.
Los alimentos con sello aragonés son productos que nacen del trabajo bien hecho, de una naturaleza generosa y de una tradición que ha sabido renovarse sin perder sus raíces.
Destacan joyas gastronómicas como el tomate rosa de Barbastro, la trufa negra de Teruel, el jamón DOP de Teruel, el melocotón de Calanda, los aceites del Bajo Aragón, los vinos de las cuatro denominaciones de origen (Cariñena, Somontano, Campo de Borja y Calatayud) y los quesos artesanos de la región.
He tenido la suerte de probar estos manjares en nuestras visitas a Huesca, y os aseguro que son oro puro. Todos ellos destacan por su sabor y calidad, y también por lo que representan. En cada uno de ellos hay historia, paisaje y cultura.
Si hay un producto que despierta pasiones en Aragón, ese es el tomate rosa de Barbastro. Con su forma irregular, su piel fina y su carne jugosa, es un espectáculo para los sentidos.
Se cultiva con gran mimo, y su recolección suele ser manual, pieza a pieza, y con una producción limitada. En la presentación de Madrid, fue uno de los productos que más llamó la atención.
También es importante destacar la trufa negra, que se cultiva en Teruel y es muy valorada por su intensidad aromática y su pureza.
Curiosamente, Aragón es el mayor productor de este manjar en el mundo, y buena parte de ella se concentra en las tierras altas de Teruel.
Lo más fascinante de la trufa negra no es solo su aroma o su exclusividad, sino el proceso casi mágico de su búsqueda: el trabajo conjunto entre el agricultor, el terreno y los perros truferos entrenados para detectarla bajo tierra.
¡Todo un arte!
Si os acercáis a esta tierra os aseguro que descubriréis mucho más que una despensa de calidad. Encontraréis bellísimos ríos y barrancos en el Pirineo, campos de cereales en Los Monegros y viñedos en las sierras del Moncayo.
La naturaleza aragonesa es tan diversa como sus productos, y recorrer sus comarcas es también una forma de saborearla. Desde una escapada gastronómica por el Somontano hasta una ruta de trufa en invierno, pasando por visitas a bodegas, queserías y mercados locales.
¡No me digáis que no es un planazo!
Sin duda, “Aragón, Sabores de Verdad” es una invitación a disfrutar de lo real y a redescubrir el valor de lo cercano.
¡Feliz comienzo de la semana!